Despertar, conociendo la lejanía de tu cuerpo, mas tu silueta, se dibuja en este lugar de cuerpos cansados, entre rayos de luz y borrosas visiones, es tu sonrisa la que se esfuma. El frio, acerca de a poco la realidad al cuerpo, a la mente, que, embriagada de sueños, me muestra todo aquello de lo que carezco. Despertar deseando que los ojos obscurezcan, que el sueño proclame su victoria, y me lleve. Nada más que espacios en blanco, veloz es el tiempo, tanto que no se reconocen los colores, en la tristeza de ese paso veloz y cruel, caigo en las manos del sueño, el que todo trae y detiene. En él, despierto, en el, muero, en él, no hay fuego que consuma mi cuerpo, en los suburbios de la mente, busco ocultarme. Sin éxito, soy descubierto y despedazado por los sabuesos de la realidad. Otro despertar, esperando las señales de que aquí me encuentro. A punto de ahogarme en mis manos, recuerdo voces nocturnas, sonrío, y cierro mis ojos.
Poesias, prosas, relatos, canciones, pero de las otras.