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Mostrando las entradas de mayo, 2013
Silencio que ocupa el espacios, obscuridad que cubre los cuerpos, llanto, cae y muere la armonía del descanso. Figuras, roces que no existen, tan reales, que duelen. Haz el esfuerzo, recuérdame, imagíname. Dale a mi cuerpo el calor de tu carne, que se fundan en uno, limpia tu mente, desnuda tu alma, devorare tus pensamientos succionare tu alma. Extraña deformación, si es que de afuera asoma el perverso, si es que la luz ha levantado esta, nuestra cubierta de estrellas. Toma el aire, el mío, respira lo que respiro, mira lo que miro, toma mi discurso en tu boca, ahógame entre tus brazos. Acaricia mi rostro con tus pies. Locura, en creer que mi cuerpo se funde con el tuyo, caída, dolor inexplicable, vacío que quiebra, mi carne sangra, todo mi cuerpo llora, en charcos negros resbalo, caída y despertar. Espejo y espanto, manos y lágrimas, recuerdos y pecados, he tomado lo que no me perten
Detengo la vida en mis sueños, llenos estos de éxtasis, olvidar el paso del tiempo, dejar esperando en el portal a la dama de rasgados velos negros. Es que mi alma ha perecido, mi cuerpo en onírica embriaguez, imaginación que escapa, escapa de ti, esto es lo que me dejas? No fui digno del sol, no lo fui de tu piel. Solo pasado que olvidar, sin remordimientos, mas este presente me oprime, tengo este regalo, mis manos, servirán ellas para tapar mis ojos, para apagar conversaciones que escupen codiciosas bocas. Indigno de este lugar mancha en impoluto blanco tanto que sangran mis ojos. Deja algo de fuerza en mis manos, un momento, nada más, y volverá el blanco a este lugar. Corres, crees que lo haces por mí, mal funciona tu cabeza, equivocado tu corazón. solo lo haces por ti, deseas   saborear esa mentira de sentirte por encima de los demás. Eres maldita rastrera, en maldita tierra, no te acerques,
Fantaseabas con el peor de los desenlaces, imaginabas cada día, Que este sol no duraría, No para ti, Siempre fuiste menos que nada, Fue tu mayor virtud, reconocer que eras desecho de lo indeseable. Fantaseabas, con su alejamiento, y luego dibujabas en negras habitaciones como seria tu final, como tu mano escribiría aquella última línea, tú sentencia, entre sueños, te espantabas, sentías que alguien acariciaba tu cuello. “Quien ha sido?”. No hay nadie más aquí. Solo imaginarla, la atrae, sentada junto a ti, sueñas, tú con la tristeza del abandono y tú final, y ella con tu sangre, la que beberá. Quizás podría salvarte, mostrarte tu error, que quizá eras digno del aire, que quizá ese alguien no lo era de ti, quien besaba tus manos, para luego arrancarlas sin piedad, quien susurraba a tu oído palabras de amor, para luego ver rodar tu cabeza. Quien te llevo de su mano por el tiempo, y te arrojo, riendo, al negro