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Mostrando las entradas de julio, 2013
En el filo de la penumbra, sostenido por tu mano, siempre a punto de caer, la vista,   que más puede, puede abrazar la luz, en el fin de esta penumbra que consume, que hiela, que   vive. Es tu mano la que me adentra cada vez más, pero es a ti a quien veo del otro lado, y cada vez más lejos, y así, cada vez más inmerso en la obscuridad me encuentro. Un fantasma, el de los recuerdos, el de los deseos, aquellos que nunca sucedieron, la angustia que crece en el cuerpo, por la cercanía de esa noche eterna, por el conocimiento, que asegura firmemente, “…jamás veras cumplidos tus deseos.” El secreto se hace carne en mí, en la terrenal cueva llámese hogar, ha quedado oculto, bajo una piedra, al aire libre tal vez, aquel secreto escrito en lágrimas y sangre, cuando lo encuentres será tarde ya. Me veo reflejado en la penumbra, significa mi reflejo, que he desaparecido de tu luz.
Heridas en la tierra, cicatrices eternas, ocultas bajo malezas, bajo verde y cuidado césped, quizá, solo a merced del viento. Puertas rechinando al abrirse de par en par, entradas o salidas, es igual. Ignorando y maldiciendo tu estadía, así pasabas los días, la existencia que tanto hiere, el saber del ser que te llevo al desprecio a la parte obscura de la vida. Recorriendo rincones olvidados, nublaste tu pensamiento, escondiéndote del sol, el ermitaño más extraño, rodeado de personas vas, no las ves, no las sientes, y derramas sangre por quien ya se fue. Ahora, el sol es quien ha decidido ignorarte, la vida solo te da la espalda, la tierra se abre para ti, una cicatriz más, para ti. Solo para ti. De un momento a otro, solo serás alimento de gusanos, mientras tanto, aun rechinan puertas, fuego o paz, vagar eternamente, deliberando por tu alma están. Que hacer contigo, que hacer, quizá, el mejor c

VII-VII

Despertar violento, aun la noche es cerrada dentro de ella nos encontramos golpeados, hambrientos, violentos, asechando, temerosos también. Si tú que has caminado por cada circulo si tú que has podido escapar no estás aquí como podremos huir de esta obscuridad que sobre nosotros se cierne? Enfermo, caídos, lo que pisas son las putrefactas espaldas de aquellos que delante de ti perecieron, agradece a la obscuridad que nubla tus ojos, el horizonte te condenaría.