Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de mayo, 2014

Pedias

Que pedias a gritos, siempre, el oído gentil, que en mí, no ha sido otorgado. Que pedias a gritos, siempre, esa mano sanadora, que a mí, como simple mortal, no se me ha otorgado. Que llorabas, y entre mar y mar, liberándote del ahogo, dolorosamente, pedias, por el hombro, esa parte del cuerpo que sostiene la cabeza del que cae. Me pedias, cosas que no tenía, y si allí estaban, mi ignorancia me impedía reconocer. Te he ofrecido mi oído, te dado mi mano, mi hombro es tu almohada, mi cuerpo es tuyo. Pero a ti, no te servía, en el principio era alguien útil para ti, luego, volaste demasiado alto, y yo, encadenado aquí. Pues mi cuerpo vuela solo de noche, cuando entre líquidos y risas, caigo rendido, más al tajante rayo de luz despierto, y la realidad me despabila de un solo golpe, certero golpe. Te he dado, tanto, y más, he cambiado las agujas del reloj, tanto que ya no me reconocía,

Solo de noche

El lento pero seguro paso de la noche la seguridad de su supremacía la serenidad con la que ahoga al día la complicidad de sus animales sus demonios sus placeres. Que las velas no rasguen la noche, que los vientos corten de cuajo al fuego, que la obscuridad sea absoluta que se asemeje a tu alma a tu corazón a tu pensamiento nocturno, ese que se oculta mientras vive el día, ese, que es el verdadero. La densa obscuridad de una noche que todo lo ofrece la densa obscuridad que embriaga, noche que pretende ser eterna, lugares solo para ti, sonidos, sabores, aromas, para ti, que vives encerrado en tan efímero cuerpo. Es la hora de romper los espejos, de rasgar las ropas, de sangrar de soltar al negro cielo los pensamientos que ocultas, cuantas personas viven en ti? aquí, ahora, en el abrazo seguro de tu noche eres solo una, la real, la que nació entre sangre y gritos la que temprano abrió sus ojos para volverlos

Arbol (II)

Antiguas predicciones, añejos licores hirviendo, los temores, nuevos. Capturados por alucinaciones, los vapores nos abrazan y gota a gota nos elevan, al cielo? Sombras de un improbable pasado, atacando mientras aun dormitamos, sombras que decoran el lugar, que viven, aquí, allá, en todas partes, viven, sofocando nuestros corazones. El más viejo de estos árboles, drenado ya, de su color, despojado de fresco manto. Conocen sus viejas ramas lo maldito del lugar, lo maldito del tiempo. Sus brazos han sostenido más de un cuerpo. Caminamos en fila hacia él, aun en sus grises años, algo mágico a de vivir en el. Cada paso, un paso a lo que ha muerto, al pasado, sin saber, somos ignorantes, respecto a lo que el pasado significa. La vida da el vuelco equivocado, (como siempre lo hace) ya no miramos hacia atrás, pues el manto obscuro ha cubierto nuestras huellas, nuestro patio trasero, curamos nuestras heridas, v