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Mostrando las entradas de agosto, 2016
Las manos secas, agrietadas, huecas, vacías, húmedos ojos ven, saben también que es eso un reflejo de su alma. Caminos cruzados, elegir, o reposar en infinitas posibilidades infinitas consecuencias. Harapos cubren tu cuerpo, un cuerpo vacío, sin deseo, aferrado a nada, expuesto al pasar del tiempo, asqueroso tiempo, un cuerpo que será harapos también. En la nada de tus manos, en el vacío de tu cuerpo, reposan las ganas, y no despiertan ya no despiertan. E.I. poesiasoscuras.blogspot.com.ar

Despues

En ese momento caminando en la vida senderos en el aire el verde amarillo y crujiente ya, árido el camino osamentas en ambos costados del bello siniestro camino. Golpe de estrellas frio todo se hace propio, la noche absorbe el paisaje cada tropiezo resulta en una nueva herida por la cual la noche el camino se mancha de roja y tibia sangre, aun así, el sendero llama a caminar. No busca el pastor conducir a su rebaño es siempre al revés, las ilusiones los son todo este camino lo es la luna y su tenue luz liberan esa, la hermosa figura, tu mano no llega hasta aquí, no quieres intentar adentrarte en el bosque, ya no quieres salvarme, solo mentir, el sendero está allí, si me buscas, estaré ya a unos de los costados del camino. E.I. poesiasoscuras.blogspot.com.ar

Dos

Dos. Demasiadas manos agitándose. Dos. Sangre. Los demás, son diferentes. Indiferentes. Humanos de jardín. Mismas venas. Valores. La vista, el oído. Engañan. La soledad juega sucio. Humedece a una roca. Nubla los sentidos. Vuélvete y hazle el amor a la locura. Tanto perdido. Seguía tus pasos y cortaba mis venas. La sangre, mi guía, mi retorno, mas no hay deseo de volver. Los demás, que decir. Nada. Los odiare un momento. Y luego olvido, vacío, nada. Seres históricos han devorado a sus hijos. Traiciones y tragedias en libros sagrados. En libros de fuego. Entonces tu puñal, no significa nada. Es solo una mancha en este mundo de traiciones. Es solo un lugar, en donde rebotara el rayo de sol. No existe tu pensamiento. Y tú, tampoco. Has muerto. No soy yo el asesino. Solo he cerrado mis venas. Solo me he quedado aquí, solo, en el desierto. E.I. poesiasoscuras.blogspot.com.ar

Relato 1704

I “Calla, calla”, decía tu voz, aquel día, el ultimo que estuviste verdaderamente aquí, callarme no era una opción, no lo era, pues tenía tanto dentro. Sin embargo, me quede en silencio, solo era tu voz, la calle, y el entorno, completando así, un cuadro digno de destrozar. Un cuadro de dimensiones grotescas, de pinceladas sin sentido, de una profundidad horrorosa, de colores que no puedo nombrar, pues no los he visto jamás. Creas caos, aun cuando el equilibrio es perfecto. Solo callo, no por obedecerte, sino porque he quedado petrificado, tu humanidad desaparece, cambias demasiado rápido, demasiado, nunca llegas, nunca te vas, el día la noche, se chocan, la luz la obscuridad, un nudo imposible, mi cabeza explota, vas demasiado rápido de un lado a otro, cortas mi garganta, y en un instante imposible de medir, mi cuello está intacto y todo vuelve, no obedezco tus palabras, solo no entiendo esto, y allí, bajo las lunas y los soles, soy solo una roca, un elemento más, para que
Furia, desbordada furia, por estar aquí, por no estar allí, por el recorrido a empujones, por respirar ese mismo aire, ansiosa furia, por este encierro, por las verdes praderas en el horizonte, las luces en la lluvia las caricias de esas manos, no pueden, no podrán, calmar esta furia. Furia, explosiva, violenta, inesperada, no acerques tu cuerpo ni tu alma, imagina una pared y ocúltate detrás, quizás no comprendas no espero que lo hagas, pues no sientes como yo, lo que yo. Furia, de vivir amenazado por el futuro, no busques brujos, pues tu puedes leer tus manos, esas mismas que otorgaban, otorgan, falsas caricias, sin deseo, sin calor, tus palabras no son amables no son verdaderas, en las noches más obscuras apagas las luces aquí ahora no mas engaños. Dentro de la penumbra me sosiego, la calma es abrumadora, respiro profundo y siento paz, soledad y paz, cansado, tranquilo, las aves
Sobrevuelas las cabezas de los caídos, gotas de sangre en tu boca, el fuego se levanta, desde el mar puedes ver olas de muerte azotando las costas, mientras las almas remojan sus pies en estas, tus infectas aguas, esperando ser devoradas por la furia desatada. Sobrevuelas tus victorias tu cruel sueño, la cruel verdad, las serpientes que habitan tus ojos envenenan mi mente, mi ser, los ojos de los que no hablan me aturden, la mentira en ropas de verdad absoluta, y tu garganta expulsa la más despiadada de las risas. Aun, los que pueden ver, aun, los que pueden oír, los que te han visto venir, en cavernas están ocultos, el tiempo no existe como tal, podrán asomar al día o a una perpetua noche. Sangre en el comienzo, dolor y ausencia, el sentimiento de la caída infinita, no hay quien la detenga, la soledad, la degradación luego, más sangre, más dolor llegando el final, el cuerpo en ella teñido, por ú

Relato XII

Fue la madrugada con más y calor y humedad que recuerde, fue la noche anterior un derroche de energía y sentimientos, un derroche de imaginación, deseos y artes ocultas, se mostraron esas partes que tenemos, pero ocultamos o ni siquiera sabemos que están allí. Nuestros deseos más locos, nuestros demonios internos, ocultos atrás de algún pensamiento, o de algo. La tarde no fue poco menos, solo que durante esa luz que se iba volviendo más tenue, más temerosa, siendo empujada par la obscura y espesa noche, no se veían nuestros reflejos, reflejos que iban y venían a placer. Pasaba la tarde entre vientos y pequeñas lloviznas, pasaba lentamente, pero pasaba. La sed en esa soleada tarde era inmensa, saciarla no era tarea fácil, ni siquiera lo fue durante la mañana, pero aún hablo de la tarde, aún recorremos esas calles, de la noche me he guardado casi todo, pues solo ella sabe, y en ella queda. Mientras las almas, las miradas y los sueños se chocan, y en ese mismo lugar también se e