Furiosos ojos
animal cautivo,
él ha sido despojado
de su tierra, su cielo, su infierno,
condenado al eterno purgatorio
tras rejas oxidadas,
el animal,
aun furiosos ojos,
mas el fuego está apagándose,
gime,
llora,
siente como sus huesos se quiebran,
como su cuerpo se desploma
a cada paso
a cada respiración.
La bestia
que nada tiene ya de eso,
busca el no esperado final,
esta ausencia de furia,
de la pelea por su alma,
la pelea por subir, siempre subir,
la ausencia de las noches aullando,
de los amaneceres,
de los ríos.
Solo le quedan dos apagados ojos,
que miran, que sueñan, con el fin,
ojos que van más allá de esas rejas,
la vida que desea,
la de la lucha,
la de un destino siempre incierto,
ya ha pasado,
ha quedado del otro lado,
en manos de las despreciables criaturas
que le han robado esa libertad,
ahora,
paso a paso, va dejando trozos de vida,
sus ojos, aquellos tan feroces,
se apagan,
se cierran,
y una gota, la última,
recorre el antes
brilloso pelaje.
E.I.
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