Caigo, caigo sin parar,
la noche me devuelve,
me encuentro al día
mas no puedo entrar en él,
la pesadez del cuerpo,
el letargo.
No puedo moverme,
mucho menos caminar,
déjame aquí tirado,
déjame ver las horas pasar.
La imagen de mi cuerpo desintegrándose
me da escalofríos
y ganas de vomitar,
menos puedo levantarme,
menos puedo mirar.
Ya no soy yo quien habla,
ya no soy yo,
ni siquiera se
que soy ahora.
Solo este cuerpo
que cae,
y yace entre las sabanas,
cada hora es una herida,
de a poco me desangro,
de a poco me iré.
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