Olvidaste la canción
la melodía que nos llevaba
a través de tantas emociones,
agua y aceite éramos
pero la melodía mezclaba
esa agua, ese aceite.
No importaba el destino
que nos deparaba el infinito desierto
ni siquiera importaba
la sed,
arrasadora sed
que nos aplastaba
que nos detenía.
Profundo tu besar,
hilos de sangre bajan por las bocas,
golpeando cada gota
a ritmo
el brilloso piso del lugar,
tus manos alejan tu cara de la mía
y lames la sangre,
la que de mis labios brota.
Melodía que llenaba el cuarto
todos los cuartos
las cabezas
los patios, las calles,
llegaba a lo más profundo
de la húmeda tierra.
Engañando a los demonios que esperaban
que me esperaban
muerdes aún más, mis labios,
el color domina toda la escena.
La música se acaba
y tu verdadero ser
comienza a renacer,
te ofrezco todo mi cuerpo
mi alma…
todo, por que suene una vez mas
la melodía que nos mezcla
que nos calma.
Es tarde,
me has separado,
solo, expulsado al desierto,
solo, con tu espejismo,
corro hacia él, y desapareces,
y aquí, no hay música
solo arena
infinito desierto,
arena que se enamora
y me cubre.
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