Frio,
aun
cuando caes,
velozmente,
dentro
de las fauces del infierno.
El
real, el inventado,
no
importa aquí,
es
tu infierno,
diferente
del resto,
el
que mereces.
Los
perros que devoran
cada
una
de
tus extremidades
no
tienen piedad,
destrozado,
flotando
en un rio de putrefactos cuerpos,
sientes
como tus heridas sanan,
las
extremidades reencarnan en serpientes.
Ya
no te ahogas,
sufres
por el flagelo de esas serpientes,
que
ahora, son parte de ti,
atacan
tu torso,
arrancan
tus ojos,
ciego,
ya,
y
un rio de sangre y fuego que no termina.
Gritos,
que de nada sirven,
dolor
que es el placer de otros,
alma
que se retuerce en un rincón,
agua
que no refresca, que no sacia esa profunda sed,
cielo
de fuego, tierra incandescente
vueles
o te arrastres, encontraras el dolor.
Recuerda,
tiempos no tan lejanos,
vuelve
por instantes a la cordura,
trae
de cada viaje una imagen,
arma
tu vida, de a trozos,
y
di ahora, si has merecido esto.
Hoy
fue un sueño,
agitado
despertar,
sabanas
rasgadas,
cuerpo
bañado en sudor,
y
el sabor de que no todo, fue imaginario,
terror
de saber,
que
ese sueño tuvo algo de realidad.
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