Obscuridad, extensa
obscuridad,
ojos que no ven,
los sentidos lo dejan todo
claro,
no es necesaria esa
cegadora luz
del día naciendo.
Los sonidos son más puros
en estas horas,
la vida, quizá, se muestra
más amable,
certeza de que ya no lo será
en cuanto el manto
desaparezca.
Susurros,
mutan a desgarradores
alaridos,
las Arpías recorren la
noche,
buscando solo un trozo de
carne,
solo tus ojos.
Hay quien se atreve a usar
sus ojos
en tan hermosa obscuridad,
presa fácil,
para aves nocturnas
sedientas de su alma.
Podrás gritar que el sol
es quien guía tus pasos,
pero jamás podrás ver la
noche,
ver sin abrir tus ojos,
jamás,
acogedora y curiosa noche.
Si tus ojos has de
necesitar,
condenado a perecer bajo
su manto estarás.
Comentarios