Lentamente
y cada vez
que tu lastimosa mirada
se eleva
pidiendo y pidiendo
a los cielos
(¿a los infiernos?),
las respuestas a tus preguntas
vas dejando trozos de tu alma,
de tu corazón,
te vas secando de lágrimas,
te vas pudriendo
por dentro,
y te hundes,
la piel, toca tus huesos.
Pierdes la mirada
en frondosos y húmedos bosques,
obscuros,
son las fauces de la tierra,
son el descanso
o la furia final,
hacia el vas
ya no hay cielo
(¿infierno?)
que siga robando partes de ti.
Tus pensamientos
son pedradas en tu cabeza
te inclinas
tocas la tierra
y algo, solo algo,
puedes sentir,
pero tus dudas
aun son el fuego de tus movimientos.
Allí,
en la nada
y el todo,
comprendes la poca cosa que eres
lo insignificante que eres,
el bosque te ahoga,
sabes que no vivirás por siempre
el bosque,
lo hará,
y tú, en sus fauces,
solo serás recuerdo de algunos,
por un tiempo tan corto
como tu efímera vida.
Tus dudas,
tuvieron sus respuestas,
y estas pagando el precio
(¿vida o muerte?),
la bofetada del fantasma te despierta,
tu mirada,
viaja,
y vuelve con todo lo que necesitabas ver,
el fantasma ahora,
te lleva a un sueño profundo,
y la noche cubre al bosque
y todos allí
duermen junto a ti.
E.I.
poesiasoscuras.blogspot.com.ar
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