Memoria en blanco, musa muerta, o agonizando por ahí, y vos viniste a mí, y mi mente se llenó de colores, una sonrisa se dibujó. He aquí, mi Musa, he escrito para ti, también por ti, dejaron de ser solo letras en amarillo papel, vuelan, te acarician, viven. Siempre te pensé eterno, siempre me soñé muerto, siempre te soñé durmiendo sobre mi tumba. Pero…los Ángeles anidaron lejos, Dios de seguro durmió una siesta, y se olvidó que sufrías, y las lágrimas caen, no suben y caen sobre sus caras, despierten!!!! Inútiles Me he secado de lágrimas, me aprieto contra tu cara, parece que vas a saltar y abrazarme, sangro, porque ya no me quedas lágrimas, aire, fuera de aquí, ya no te quiero. Ahora resta llevarte, llevarme, enterramos a nuestros muertos, enterramos allí la felicidad que dabas, un amor incondicional, quiero verte, me entierro contigo, vivo aun, pero no vale la pena. Estoy seguro que en tu lugar
Siempre usando esos mismo clichés, que están agotados ya, siempre lo mismo, no sorprende, solo agota, siempre más de lo mismo, tírame algo bueno, o salí de acá, estoy más agotado que tu clichés de porquería. Tanto asi que no me sale decirte nada más queridita, ibas a ser una poesía, o un relato más extenso, pero me agotaste y por todo eso, lo corto de este cuento. Chau.