Di que no existe más que
el nervio del dolor y la tristeza,
dime que permanecer inerte
será la salvación
grita que la muerte que
tanto esperas,
te la has ganado,
miente sobre el amor a la
vida,
al mundo que te rodea.
Miente.
Cada piedra en el camino
tiene tu nombre
cada lago espera saciar tu
sed
hasta ahogarte
y tomarte en su seno de barro y basura.
Vuelve a gritar, entre
sollozos,
dímelo entre lágrimas,
di que antes del fin
caerás sobre tus rodillas
y brotara de ti el llanto
del arrepentido,
desearas que el maldito
tiempo regrese,
pedirás imposibles,
pedirás aquello que
tuviste, y despreciaste.
Para ti solo el
precipicio,
para ti la caída eterna,
caer y caer,
entre demonios y harpías
despedazado de a poco.
Aun, tus ojos, que serán lo último que te roben,
se fijan en miradas
ajenas,
tristeza fingida,
falsas lagrimas,
mentiras que flotan en el
aire.
Ahora cae,
en absoluta obscuridad,
disfruta lo que forjaste,
el infierno de lo
repetitivo,
lo eterno,
morir una y otra vez,
tan despiadadamente como
la primera.
Recuerda,
cuando despiertes,
recuerda tu sueño, tu
pesadilla,
recuerda las piedras en el
camino,
mira, y entiende
no hables
despierta cuando llegue el
día,
deja que el sol te cubra,
allí quédate, y solo
recuerda, piensa.
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