Pequeños espíritus fracturados,
extrañas formas,
el dolor siempre se manifiesta,
engañando,
miel en mi boca,
miel en mis oídos,
empalagado,
doy un paso.
Curiosos ojos
rasgando la inmóvil noche,
suben y bajan, bajan, bajan,
se apagan,
inmenso es el silencio,
escucho a los insectos moverse,
me abruma,
y esta soledad que ahoga,
me siento fuera de aquí,
lejos, muy lejos de este mundo,
de este plano.
Cerca,
solo un paso hacia atrás,
allí a mis espaldas,
florece un paraíso,
pero aquí estoy, camino,
me acompañarán las animas,
insectos, y esta ave negra en mi hombro,
empujado primero por brazos de carne y
hueso,
arrastrado ahora,
por todos ellos,
soy,
aquí expulsado de tu vista,
todos esos días
que has decidido ignorar.
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