Conocerte
me destroza,
saber de ti
congela mi alma,
el frio azota
ahora que tu piel te has llevado,
por lo que veo (no con mis ojos),
otra noche en agitada discusión
con alguna de mis muertes,
otra noche queriendo engañar al diablo,
otra noche desafiándote
diciéndote lo poco que deseo esto,
y lo mucho que te odio.
Asienta
como dándome la razón,
sonríe y se levanta,
solo quedo en sillón de cemento
solo en la noche que no trae estrellas,
ni luna que ilumine,
solo,
y espero por alguna de ellas,
y ninguna llega.
Pasa la noche,
no hay luz, ni ruido en ella,
hasta que las escucho cantar,
me acerco y veo su baile,
se quiebra mi alma y cae,
entiendo el porqué de su ausencia,
complotadas con la luna
estaban allí, detrás del cemento,
festejando mi muerte,
pues alguna de ellas
amaneció conmigo hoy.
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