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Nada como casa

Viajó un día,
pues quería el conocer,
admirar,
disfrutar en ese lugar,
que cada día, hacia sus sentidos,
mezclarse y estallar,
erigió su cuerpo indescifrable,
sus súbditos se lanzaron todos contra el piso,
muchos sufrieron sus pisadas,
otros,
agradecían, no haber sido alcanzados por su pie,
en la suma,
al final del día,
(si es que había día, y había final)
era un poco menos de dolor.

Embistió las infinitas rocas de fuego,
y comenzó su viaje.

Aquí, el lugar del resto de tu vida,
mostrándose de par en par,
este mundo quiere seducirlo, a él,
sí, no bromeo, no,
su música, sus más obscuros rincones,
los locos reinando sobre montañas de basura y huesos,
niños con cadenas, arrastrando piedras y troncos,
el hombre contra el hombre,
derrumban, incendian
sus Iglesias,
ya rezamos poco y nada,
vociferaba un cartel colgado en los pies del ahorcado,
caminó, sus ojos se llenaron de lágrimas de fuego,
golpeaba su pecho,
era parte de su labor, lograr esto que ocurría,
resbaló en un charco de sangre,
golpeo el piso, y su cara se llenó de sangre,
no le agradó su sabor, agrio y algo más,
sigue admirando, llamas, mitades de casas, cuerpos colgados,
algunos con sogas, otros con sus propias entrañas,
la esclavitud, el miedo se huele,
sus pulmones (¿?) se llena con ese terror dulce,
infantes con armas en sus manos,
bebes con máscaras antigases,
y finales sellados, cuando recién llegan al mundo,
esta feliz.

Pero cae nuevamente, y de atrás, le arrojan crucifijos,
espadas, piedras y hasta un animal vivo,
no parecen temerle, deberían,
ahora desde arriba, comienza la lluvia de piedras,
arrojan sobre el combustible y una llama lo eleva a los cielos,
asustado dobla antes de tocarlo,
cae, golpea, duele, ¿duele?, si,
busca el foso que lo trajo aquí,
llega al cementerio, humanos comiéndose entre ellos,
la montaña de cuerpo roza los cielos,
el paisaje desde la colina es estremecedor, todo es fuego,
mas aún, que el fuego que el necesita,
es increíble, pero hay que decirlo,
el diablo, maldito y condenado ser, tiene MIEDO,
el ser humano lo aterroriza, lo golpea,
le hace tragar su sangre,
y sus actos, le hacen a él, sentirse un niño terrible, nada más,
el diablo teme al humano.

Han pasado meses,
y puedes ver al diablo, escapando,
tapado con mantas, acurrucado, por ahí,
escapando de esta raza, los seres humanos,
que quizá sea la única que puede aterrorizar al mismísimo Mefistófeles.

Ahora es parte de la tierra,
no sabe volver, llora (¿?),
la risa llega a la otra punta del mundo,
humano en búsqueda frenética,
tienen hambre,
y saben que hay un ser dando vueltas
y no pertenece aquí,
y este, primero pensó que este lugar era su segundo hogar,
ahora, entiende, que no es ni siquiera el primero,
es el padre de todo,
y que él, solo era el segundo en el puesto,
ahora esta, temeroso y atrapado en la tierra,
el infierno de los infiernos,
adiós diablito.

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