Fuego que no quema
Olas,
frio, húmedo, obscuro lugar,
familiar a mis sentidos,
es como el corazón que ofrecías,
tus olas y la resaca nocturna,
las arenas infectadas
y mis pies,
caminan por allí,
es tu mano la que mi guía,
tu no tocas el piso,
resbalo
podridos desechos
cubren partes de mi cuerpo.
¿Crees que reinas por esto?
flotas,
pero no eres un ángel,
tu maldad, es una baratija
para creerte un demonio,
es cercano, pero no,
barata harpía de un infierno de segunda.
Ni el niño temeroso de su sombra,
puede espantarse de ti,
te ríes,
yo no lo hago,
es muy bajo desperdiciar lo que no tengo,
sigues en ese paisaje inventado,
yo, me he pasado a otro plano,
solo tu y la inmunda, hedionda, resaca.
Tus olas te llevaran lejos,
no les des tu espalda,
es así,
en un averno de cartón,
es posible que seas tú,
la primera que se consuma en su fuego.
Diría adiós, pero acabo de despedir a tu mascota,
la cucaracha que habías dejado en mi hombro.
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