Destroza el descanso de la roca,
cárgala en tu hombro,
crea algo, no importa que,
en soledad
encuentra la forma del silencio,
camina, crea,
no sueñes con milagros
drenaran tu sangre.
Enciende un fuego
en el vacío,
escucha,
las llamas tienen tanto por decir,
la agonía del árbol muerto
la agonía de arder,
aún después de la muerte,
necesitas más que nadie
entender el coro de esa canción,
que rebota en las montañas.
Tantas cosas que no quieres ser,
este agujero
asfixia tu alma
arroja tu cuerpo (la cascara)
a un costado,
ese, en donde se apilan los expulsados,
crecen allí pequeñas flores blancas,
blanco, blanco, absorbe los colores,
absorbe tus ojos.
Deberías redescubrir
esa llama,
usando las dos partes de tu pensamiento,
separando,
aunque duela,
el alma, de tu cuerpo.
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