Bronca
¿Cuánto mide, cuanto pesa un año, o como se hace para
encajonar el tiempo? Como carajos se hace para cachetearlo, para meterlo en una
caja y que de ahí no salga nunca más. No podemos verlo, no se toca, no se habla,
aunque para notarlo y “verlo” para eso se inventaron los espejos, así nuestros
propios ojos alcanzan a ver partes de él. Tiempo, y quien maneja los hilos, ambos
(¿o es todo uno?), quitan, arrancan, desmiembran a diestra y siniestra (y siniestramente).
Hace una pila de meses que te arrancaron de acá adentro,
ausencia y un infinito agujero, el existencial, un lugar en el cuerpo que no es
cuerpo, tu lugar.
Un pila de recuerdos, y si bien comienzan con una
sonrisa, todos terminan igual, en profundo dolor y un vacío negro e infinito,
un enojo inmenso por toda esta mierda que todos quieren adornar con frases de
sobrecitos de azúcar, vida se llama, por si no se entiende.
Que hago sin vos, si el maestro de títeres y este mar de
nada, no quieren adornar el jardín con juegos. Me hubiera gustado que tuvieras más
para jugar, otro más para cuidar, para querer, porque lo tuyo es interminable,
y digo “es”, para mí nunca vas a irte.
Tanto tiempo, tan poco a la vez, siempre es ese día, y yo
pensaba que me iba a tomar el tren antes que vos, pero no, acá me ves, parte mía
se fue con vos (todo se fue con vos), sueño que te tengo, y sé que es un sueño
y una montaña de insultos tapan el sol, despertar es un asco.
Le temo al amanecer, porque me espera con el látigo de
recuerdos, claro que recordarte es hermoso, pero la realidad, la vuelta, es una
herida que no cierra y como soy un perfecto cobarde, camino todos los días,
desganado, pero….
Y no te hable de la cosecha de imbéciles que te dicen en
tonos superadores, “es solo un animal”, que bestia por favor, ni siquiera vos
sos un animal, porque ellos son perfectos, te dan todo, por nada. Y tenés que
decirme que llorar por cuatro patas está mal, hacete ver hermano, no pensás
correctamente, desaparece y déjame acá con mi pena, que es verdadera, como
estas lágrimas, como esta tierra que toco, y se que juego con vos, en mi mente,
no importa, quiero estos momentos fuera de aquí, para jugar, para tocar tu
pelaje hermoso, para rascar tus orejas y que me muevas y empujes con tu hocico,
gracias por escapar, ya paso un año que jugamos así, escondidos en el patio,
donde siempre nos encontraremos, hasta que ya, no haya escondidas. Jimbo, mi
Jimbo, te cambio el lugar mi viejo, te juro que te lo cambio.
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