Hojas secas amontonadas en la puerta
la mirada perdida
el horizonte se muestra cruel
la devastadora ausencia del deseo,
una sonrisa
que el mismo viento
que apila el pasado,
se ha llevado.
Pateas las secas hojas,
enfrentas el destino
vuelves apenas un poco
la mirada,
y las hojas,
detrás de ti,
secas, apiladas.
La puerta que siempre abres
no muestra nuevos amaneceres,
solo esta profunda obscuridad,
el reflejo de tu corazón,
tu alma,
tus pensamientos,
el destino algunas veces soñado,
al cerrar esa puerta tras de ti,
queda sellado,
y extrañamente,
sonríes.
E.I.
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