A cada paso,
(un recuerdo infértil)
un mirar hacia atrás,
el sentimiento de la ausencia.
Abominable es, este paramo,
guardo mis ojos en un saco,
solamente, para no llorar.
Ahora, en sinuoso caminar, continuo.
Ha de ser de noche,
ya no quema el sol,
descansare,
arranco mis pies, los coloco junto a mis ojos.
Tropiezo, caigo,
Me
a
r
r
a
s
t
r
o
cual gusano.
Descansen mis pies, duerman mis ojos.
Sangren mis brazos, mis piernas.
El camino no ha de ser el mejor,
no ha de faltar demasiado.
Ya casi.
Aire, me lleno de él.
Mis manos no tocan piedras, ni tierra.
Saco mis ojos para deleitarme.
Aquí estoy.
Sí, es cierta esta historia.
Mi dolor no ha sido en vano.
Lanzo lejos mis ojos.
Que ellos me guíen, allí iré.
E.I.
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