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Capitulo 2

[Cap. 2]
Recuerdo, hermoso maldito recuerdo que viene a mí, sentado aquí, divagando, irrumpe en mi cabeza, mientras trato de realizar el collage de mis ideas.
Si no me engaña esta infiel cabeza, lo que charlábamos una noche muy similar a esta, con un amigo muy particular,  era algo así:

“Sonaba la mejor música que he escuchado en tanto tiempo, sonaba y me elevaba en sus melodías, en sus letras, la poesía, cerrar los ojos y dejarse llevar. Cuanto más hermosa es la música, la noche se mueve más despacio, los transparentes vidrios cierran sus ojos y nos devuelven nuestro rostro, el paisaje se oculta y duerme, las ventanas son objetos tan inútiles.
Es ahí, en ese momento en el que abro mi puerta y me deshago bajo las estrellas, caminar, hasta cruzarse con el resto de los amantes de la noche.
Las luces iluminan el camino, hacia donde nadie nunca va, allí donde nadie se conoce, ese lugar donde los rostros son todos extraños, y desafiantes.
El lugar que todos olvidan, cuando la luz invade el viejo pueblo, los rostros que olvidaras, con ese lavado de cabeza que produce el imprudente sol.
Mientras tanto, todo es nuevo, todo es satisfacción, charlas, risas, interminables discusiones filosóficas (existenciales), música, mucha música, y esos líquidos y humos que hacen de estas horas, las más bellas.
Lecturas en voz alta, lecturas representadas teatralmente, cada uno, un párrafo, todo resulta en hipnóticos momentos, trance. Salimos del mismo cuándo el blues, a todo volumen irrumpe en el salón.
Y otra vez las risas, las discusiones, los cuadernos sobre las mesas y algunos toman notas, escriben su poesía, urgentemente, porque es posible que las musas se escapen antes del primer rayo de luz.
Así es, pocas horas, pero tanto, tanto se puede hacer.
Y así, como una gran mala noticia, el día nos dispersa, todos volvemos nuestra cabeza al sentir el golpe de las persianas de ese reducto de mala muerte, pero tan perfecto, tan nuestro, único.
Allí, si, allí, aunque tú no lo creas, nacen las mejores ideas, poesías perfectas (o casi, luego pueden pulirse y brillar), allí en donde los célebres desconocidos, somos los únicos, somos escuchados, leídos.
Tienes que venir conmigo esta misma noche, y veras que lo que te digo, no es una mera mentira, jamás miento, quizá mienta un poco, si me veo forzado a escribir algún poema que hable de amor, ya que como tú sabes, aun, no le encuentro una explicación que me convenza, disculpa mi incredulidad, pero es así.
Esta noche, será nuestra, la de los perdedores, pero allí, somos grandes, al menos, por esas horas.
No hay lugar para arrepentirse, y luego, con el día, todo se desvanece, porque todo está permitido. Y cada noche es nueva, es nacer de nuevo, solo que con un poco más de experiencia, esa que siempre llega tarde, cuando nadie la necesita.

Te prometo, no te arrepentirás, además, nada más horrible que el arrepentimiento, o los remordimientos.”

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