Nunca fue niño
nunca viejo
conocía la mentira
y la transformo en su verdad,
el ya no vive,
no muere.
Corre y corre,
nunca descansa,
agitado, agitado, siempre agitado,
el aquí, el ahora
no hay tal cosa como el pasado,
nada que indique un futuro,
es el aquí, aquí, aquí y ahora,
ahora, ahora, ya,
este instante,
esta inhalación de aire.
La velocidad del tiempo
ese tiempo,
la velocidad de su “no” vida,
su “no” muerte,
su fugaz paso,
tantas rostros,
tantas manos,
las palabras se amontonan,
las hojas en brillante blanco se llenan,
los ojos enrojecen,
la debilidad lo asquea,
lo precario de los cuerpos
lo aflige,
ya no se preocupa.
Sabe que no fue culpable,
solo llego,
el llamado fue una mentira,
sabe que esto es la mejor y más cruel
broma de todos los tiempos,
desafía a quien reirá al final,
desencajada carcajada,
mientras mira al cielo.
Ya no ríe,
solo se mueve,
no fue niño,
pues no hay pasado,
no fue viejo,
pues cegó su futuro.
Y hoy está aquí,
como la lluvia,
va, viene,
amado, odiado,
poca importancia,
el tiempo lo borrara por completo
él lo sabía, y aun así,
ríe.
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