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Mostrando las entradas de junio, 2013
Dudas, relojes, demonios sosteniendo almas en sus garras, luz, más frio, creencias, fe, enterradas al pie del petrificado árbol. Errores, tomando la dirección correcta, sé que jama creerás, lo que oculta la inocencia, lo siniestro del amor, las mentiras de refrescarse con el agua de la vida. Grita, fuera, odias verte, es tu reflejo, donde están tus ojos fríos y tus recuerdos congelados? El calor de este lugar, está terminando con tu frialdad. Es simple, no llores ya, es inútil romper libros, los finales escritos están, En ellos estas también. Llámalo destino, llámalo como quieras. Silencio, que llegue en silencio, mientras tanto, piensa, recorre con tu vista el lugar, ya tus ojos no mienten, ahora puedes verme.? Adiós.
No muy lejos de aquí, no más allá de lo que tus pobres ojos ven. Esquinas de tierra, aves revoloteando locamente sobre los restos de aquello, que alguna vez, algo fue. No distingues?   Ven, acércate. Carne devorada, huesos molidos, fuertes dentaduras,   fueron las culpables. Tu vomito da respuesta a quien te pregunte, tu rostro se descompone, facciones de terror, no han visto tus ojos semejante destrucción. No ha sentido tu mente la descarga de tantas extrañas sensaciones. Haz tus votos ahora mismo, arrodíllate, toca tu tierra, la que te trajo, la que te expulsara. Hazlo, o por siempre aquí yacerás, no habrá mas viajes para ti, solo ríndete ante las fieras. Arrancas tu lengua, animales famélicos se lanzan sobre la roja sangre, abres tu pecho, destrozas tu corazón, admiras ese último latido, la última imagen, la que impregnara el iris de tus ojos. Un momento, pequeño, antes de morir, ves que tu abdomen alberga algo
Obscuridad, extensa obscuridad, ojos que no ven, los sentidos lo dejan todo claro, no es necesaria esa cegadora luz del día naciendo. Los sonidos son más puros en estas horas, la vida, quizá, se muestra más amable, certeza de que ya no lo será en cuanto el manto desaparezca. Susurros, mutan a desgarradores alaridos, las Arpías recorren la noche, buscando solo un trozo de carne, solo tus ojos. Hay quien se atreve a usar sus ojos en tan hermosa obscuridad, presa fácil, para aves nocturnas sedientas de su alma. Podrás gritar que el sol es quien guía tus pasos, pero jamás podrás ver la noche, ver sin abrir tus ojos, jamás, acogedora y curiosa noche. Si tus ojos has de necesitar, condenado a perecer bajo su manto estarás.