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Mostrando las entradas de abril, 2010
Descalzo, frio en la noche que se eleva, arrojado de tu regazo, rodando sin ropa alguna entre los lazos de la noche sobre la tierra obscura. Expulsado, extraviado, un corazón congelado, tierra segunda piel, manchada de rojas líneas, luna que resalta los rasgos. Gimiendo, no más, no hay fuerza siquiera para gritar, para llorar. Reflejo de esa hermosa luna en un detenido lago, la brisa lo ha abandonado. No más caricias para ambos. En ti, sumerjo estas manos, limpias la tierra, la sangre, más no la pena. Pides más. Acaricio tus frías aguas un momento, y me devuelves una imagen. Pides más. Me siento junto a ti, dejo caer mis piernas, pides más, dejo vagar en tus brazos mi cuerpo, pides más, me sumerjo en tu vientre, y allí dejo a mí ser descansar. Ya no pides nada más.
Has visto el sol caer ? Tinieblas abrazan tu corazón ? Donde has dejado tu aura ? Mis manos están vacías. El reflejo de tu alma, aun existe ? Mis ojos, nada ven, están vacíos y tristes. Te destruye la pena, te asusta la soledad, no resistes la realidad, quedate aquí, no podrás seguirme.
Equivocación, creencias erróneas, jamás el mundo girara entorno a ti. Ni siquiera existes, caminan sobre ti. A nadie lastimas con tu indiferencia, palabras gastadas en el viento, derrotadas por el tiempo. Todo lo que tu boca formule, es ruido en el precioso silencio. Aquello que hagas, aquello que dejes, no importara, eres el absceso de esta tierra. Aquello indeseado, eres fatalidad. Has perdido el curso. Ríes, y las calles se inundan de vómitos, la mentira repugna a todos, eres plaga, enfermas. Quien quema su sangre, muere en ella, en la peor agonía. Has infectado, el lugar donde vives, has creado un mundo de falsedades, solo para que no puedan ver tu interior. Has perdido, ese mundo ha caído, junto con todas tus mentiras. Estas ahora en merced de la realidad. Tu alma está comprometida, tu mente, lo pensante, aun está en su feto. Solo a ti te lastimas, cada vez que intentas herir. Eres nada, el mundo camina sobre tu cabeza, defeca sobre tu inmunda vid
Arrojado entre sucias sabanas manchadas con la sangre, que decirse, podría, sangre de la vida. Sangre y excrementos que se confunden en ella, y es de allí, de entre toda esa inmundicia que asoma un nuevo sacrificio, un nuevo cordero al cual le rebanaran su cuello, después de un tiempo de denigración y desesperanza. Luego de siniestras torturas, de inquietantes pesares de cuerpo y alma. Una mente pisoteada y destruida. Si, es así como se le prepara. Denle leche, alimenten ese cuerpo, límpienlo y cúbranlo, cuídenlo, mantengan cuerpo, mente y alma en perfecto estado, para que luego los extraños días puedan regodearse destruyéndolo todo. Violencia y sangre, allí, es donde todo se da forma. Es real. Si supiera la verdad en el mismo instante en que soy enfrentado contra la vida, arrancaría mi corazón usando solo las manos. Me traes, nos traes, aquí, a este lugar, con qué derecho?. Volver, eso es lo que deseo. Nacemos inútiles y desarmados, para que no podamos escapar a esta vida,
Destino, cumbres, rocas, ramas secas. Restos de cadáveres en los caminos, elevación. No divisar un final. Tierra frontal. Azul, techo. Senderos, desechos. Puedes sentir? Descuido, estarás lejos de aquí. Marcas tu camino. Estas aves devoran rocas, no habrá regreso, no habrá final. Ves? Sientes? Nacido hace millones de años. Y es joven. Aun vive. Cansancio, agotado, descansas. Rocas, o qué? No interesa. Profundo descanso. Sueño, sudor. Pesadilla devora al sueño. Despertar, caminar. Allí, donde se acaba la tierra. Todo es cielo, sentado, entre verdes emanaciones de la tierra. Dale tu mano, y escucha su historia. Déjate dormir. Tal como lo hacías cuando eras niño. Renacerás. Niño.
Purpuras, violetas, grises, negros, resacas de algo que fuere color piel. Ojos blancos, dormidos, perdidos. Secreciones. Espectador, nauseabundo, petrificado. Roca. Sol muerto. Aves, metamorfosis, murciélagos. Apagado el último vestigio de luz, colores, aun, más obscuros. Ave negra en el borde de una amplia ventana, recorre el cuarto. La nada. Fuego de vela. Eso es todo. En disimulado movimiento llega al borde de la cama. Corto vuelo y sus alas acarician aquello que una vez piel fuere. Devora blandos ojos. Consigue, antes de ser alimento, una última mirada al lugar, al paisaje. Se ha devorado el ave negra, tu visión y algo de tu alma. Ave de negras plumas y brillosos ojos, que devora, pero no entiende, esta es su razón. En siniestro vuelo, huye por la ventana. En renegado aleteo, irregular, cae. Ave negra, tierra, criaturas alrededor. Agonizante final, para ambos. Si aquellos agonizantes aleteos fuera gritos, aterrorizarían a cualquier mortal. Sus almas. Paisaje ensordecido. Sangre.