Obscurece,
solo para mis ojos,
solo para mi alma,
en una mañana bañada por el sol.

Estos amaneceres,
donde la mente renace cada vez,
y el cuerpo muere poco a poco en cada uno de ellos.

Viviendo fuera de mi cuerpo,
espectador de mis actos.
El reflejo desconocido de mi ser.
Flotando en un lugar que me desprecia.

De lejos me veo,
y soy uno,
el que llora y el que ríe.
El que desea y el que ha perdido el sentido.

Me veo, los veo,
aun me pregunto qué hago aquí,
cansado e infeliz.

Me veo y me disgusto,
un depredador más en este tren?
No, no quiero serlo.
Sin embargo viajo sentado aquí.

Paisajes veloces,
cuchillos en mis ojos,
en nuestros ojos.
Mientras duerme despierta a la verdad.

Ver el fuego en las calles,
sangre derramada en nombre del bien,
desastres que sacuden nuestra cabeza,
nos piden despertar.

Allí es cuando,
con ojos cerrados una lagrima dejo caer,
abandono el tren, dejándome dormir.
Desde el fuego, puedo ver al tren descarrilar.


Comentarios

The tear dijo…
Tus palabras me inspiran...
nada más es posible agregar, muchas veces me he sentido igual, es increíble como me siento reflejada, me siento satisfecha de volver si me encuentro con profundas poesías como esta...

Como siempre un placer

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