Ciertos momentos,
aquellos que escapan
de estúpidos destellos de
felicidad,
esos que os dan en gotas, a
golpes.
Cuerpo temblando,
regresión hacia el feto,
caer de rodillas, encogerse,
no será el feto materno,
seria cometer el error
nuevamente,
tienes el poder de verlo,
ahora.
No,
ya no, jamás renacer,
volverse nada, absolutamente
nada.
La locura, esa sensación, es
ella,
no existe duda, el solo
pensar en ella nos devora.
La idea del infinito, crece
en ti,
se escapa de las manos, de
lo real.
Se abre ante ti,
aprovechar el momento,
empacar, y decir jamás volver.
Antes de que el infierno te
consuma
Se tu quien devore tu carne,
se tu quien consuma el aire
que resta,
nadie puede hacerlo por ti,
no creas a los pequeños
ladrones a tu alrededor.
Vete, desaparece, ahógate en
la bruma.
Que esta vida muestre sus
fauces,
sus rasgos demoniacos,
que aparte su traje de
hadas,
y que vuele por los cielos
con su asquerosa forma,
tapa tus odios, sus aullidos
pueden desgarrarlo todo,
corre, corre.
Que su risa no te confunda,
escapa,
olvida sus baratijas, sus
espejos,
no creas en sus sueños,
destruye espejos, no la
veas,
arranca y come tus ojos si
necesario es,
pero corre, corre y no
vuelvas.
Seca tu mente, de sus
mentiras,
pide por la verdad,
pide por la verdadera visión,
pide ser la nada, aquella
que fuiste,
el impensado, el que nunca
fue, el que no existe.
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