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Nada parecido

El tiempo hace que renueven las hojas

aquellos frondosos árboles,
el mismo tiempo que los seca
quiebra y rompe.
Podría arrodillarme frente a ti, tiempo,
pero eres intangible, invisible,
existes y no.
Solo te pegas en las cosas,
en los cuerpos,
y los consumes
los secas,
te alimentas,
masacras.

“¿Porque a ellos no les devuelves su frondosidad?”
Y una lejana voz que repica en las cabezas,
responde,
“pues porque están condenados”
la verdad, es dolorosa,
pero es así como aceptamos
venir a este mundo.

El juego es complicado
podrás decirte eso,
una y otra vez,
pero no, no,
es demasiado simple
estúpidamente simple.

Ven,
come y bebe de mí,
regocíjate,
cánsate
duerme,
goza.
¿Está bien así?
Pues por ti me alegro
cordero.
Ahora…
muere,
te regalo el movimiento de mi daga
en ese, tu hermoso cuello,
y bebo de ti hasta la última gota,
lo mío, es mío,
aquí, eres ajeno,
eres nada,
solo polvo,
y a eso volverás.


(Al leer las palabras arriba expuestas, la persona que lo cuestionaba, ha dejado de hacerlo. Solo cree en lo que ha leído, y entiende lo estúpido y cruel del juego.)

Comentarios

Anónimo dijo…
Muy bueno, seguire leyendo mas.

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Recuerdo fugaz de aquellas llamas que alguna vez me rescataron de un asolador invierno, cuando ya solo creía que la desolación y un frio vivir era todo lo que existía. Llamas que se han extinguido, olvide su lento proceso, el que yo había iniciado, mi mente vagaba por otros mundos, y mi cuerpo, casi sin vida, allí, entre brazos que iban escapándose sigilosamente. Encerrado, mis ojos no desean abrirse hoy, descansan en la obscuridad, tus brazos han escapado, el castigo es claro y el frio se cierne sobre mi otra vez. Una prisión, construida por mi egoísmo, una realidad que me aprisiona, un mundo en mi mente que me libera, abro un instante mis ojos, no ven nada más que espacios en blanco, que dañan, que muestran la irrefutable verdad, escucho a lo lejos una palabra, un puñal. Habitaciones vacías, sueños que se desvanecen en un interminable blanco, mientras me encuentro solo aquí, ya no hay fuego, me ahogo en un f
  Como ha de ser posible que la cumbre del dolor no sea física, la carne se desvanece en el abre y cierra de una estrella moribunda.   Si recorres este tramo final junto a mí, podría decirte, pequeña noche, que te extraño, pero no he sido tocado por ese tipo de sentimiento o sensación, lo que siento es dolor, en otra dimensión de este cuerpo, de esta cabeza que dirige.   Atrás quedaron los días en que mi cuerpo vencía furiosos ríos, caídas en rocosas montañas, atrás quedaron, porque me los has robado, solo me queda la ceniza de algo, y la nada, soy tan ignorante que no me queda nada.   Te rodeo para ver lo pálido de tus ojos sin vida, descubro, que tienes dos espaldas para darme, el sabor amargo no se va, todo es normal, normal, estos Domingos de caída infinita, vacíos que jamás serán llenados.   Escapar no es una opción, dormir, quizá, solo si marcas una cruz en mi frente, solo si incendias el lecho, solo si el viento sopla,

Reloj

La velocidad del tiempo, ese tiempo, la velocidad de su “no” vida, su “no” muerte, su fugaz paso, tantos rostros, tantas manos, las palabras se amontonan, las hojas, en brillante blanco se visten, los ojos enrojecen, la debilidad lo asquea, lo precario de los cuerpos, lo aflige.   Sabe que esto, es la mejor y más cruel broma de todos los tiempos, desafiando a quien reirá al final, desencajada carcajada, mientras mira al cielo.   Ya no ríe, solo se mueve, no fue niño, pues no hay pasado, no fue viejo, pues destrozo su futuro. Y hoy está aquí, como la lluvia, va, viene, amado, odiado, ignorado, el tiempo lo borrara por completo él lo sabía, y, aún así, ríe. http://poesiasoscuras.blogspot.com/ E.I.