Ir al contenido principal

Ojos (XI)

Preguntas, siempre preguntas,

si es temor lo que hay en mis ojos,
si es temor lo que hace temblar mi boca,
si es temor lo que explica, mis acciones,
callo y nada respondo,
y preguntas nuevamente,
si es por temor.

Pido mires estos ojos,
¿es que acaso es temor lo que ves en ellos?
¿es que ves algún rastro de vida en ellos?
Estos ojos que miras,
están muertos ya,
y dejan ver la cara detrás del espejo,
el alma oculta
en esta carne que nos sostiene.

Dime apasionada mía,
dime,
¿qué es lo que te enamora de este lugar?,
¿qué te molesta de este lugar?,
¿es mi pasar, acaso?,
¿mi indiferencia reciente hacia ti?
o la verdad oculta en mis ojos.

Gritas,
pues el miedo que anidaba en mi pecho
ha sido destruido,
gritas,
pues el látigo de tu presencia
ya no daña.

Ve mis ojos,
asómate en ellos,
no te verás reflejada,
no te verás dentro de mí,
solo intrigas y demonios en llamas,
tú en llamas,
y yo soñando hasta el final,
pues me asombra, el verme aun de pie,
luego del vacío que has dejado,
no puedo recuperar mi libertad,
entonces,
con mis cadenas espero al mar,
allí duermen y esperan,
los demonios, los ángeles, los hermanos,
mis hermanos,
el sol ya no quema,
y la luna con su magia
eleva los mares,
ahógate en mis ojos,
tu déjate el temor,
he de irme con la luna y el mar.

E.I.

poesiasoscuras.blogspot.com.ar

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Recuerdo fugaz de aquellas llamas que alguna vez me rescataron de un asolador invierno, cuando ya solo creía que la desolación y un frio vivir era todo lo que existía. Llamas que se han extinguido, olvide su lento proceso, el que yo había iniciado, mi mente vagaba por otros mundos, y mi cuerpo, casi sin vida, allí, entre brazos que iban escapándose sigilosamente. Encerrado, mis ojos no desean abrirse hoy, descansan en la obscuridad, tus brazos han escapado, el castigo es claro y el frio se cierne sobre mi otra vez. Una prisión, construida por mi egoísmo, una realidad que me aprisiona, un mundo en mi mente que me libera, abro un instante mis ojos, no ven nada más que espacios en blanco, que dañan, que muestran la irrefutable verdad, escucho a lo lejos una palabra, un puñal. Habitaciones vacías, sueños que se desvanecen en un interminable blanco, mientras me encuentro solo aquí, ya no hay fuego, me ahogo en un f

Reloj

La velocidad del tiempo, ese tiempo, la velocidad de su “no” vida, su “no” muerte, su fugaz paso, tantos rostros, tantas manos, las palabras se amontonan, las hojas, en brillante blanco se visten, los ojos enrojecen, la debilidad lo asquea, lo precario de los cuerpos, lo aflige.   Sabe que esto, es la mejor y más cruel broma de todos los tiempos, desafiando a quien reirá al final, desencajada carcajada, mientras mira al cielo.   Ya no ríe, solo se mueve, no fue niño, pues no hay pasado, no fue viejo, pues destrozo su futuro. Y hoy está aquí, como la lluvia, va, viene, amado, odiado, ignorado, el tiempo lo borrara por completo él lo sabía, y, aún así, ríe. http://poesiasoscuras.blogspot.com/ E.I.
  Como ha de ser posible que la cumbre del dolor no sea física, la carne se desvanece en el abre y cierra de una estrella moribunda.   Si recorres este tramo final junto a mí, podría decirte, pequeña noche, que te extraño, pero no he sido tocado por ese tipo de sentimiento o sensación, lo que siento es dolor, en otra dimensión de este cuerpo, de esta cabeza que dirige.   Atrás quedaron los días en que mi cuerpo vencía furiosos ríos, caídas en rocosas montañas, atrás quedaron, porque me los has robado, solo me queda la ceniza de algo, y la nada, soy tan ignorante que no me queda nada.   Te rodeo para ver lo pálido de tus ojos sin vida, descubro, que tienes dos espaldas para darme, el sabor amargo no se va, todo es normal, normal, estos Domingos de caída infinita, vacíos que jamás serán llenados.   Escapar no es una opción, dormir, quizá, solo si marcas una cruz en mi frente, solo si incendias el lecho, solo si el viento sopla,