No tenía ganas,
por eso no reía,
todo su ser,
todo dentro su
piel,
impedía que
asomara alguna sonrisa,
no tenía ganas,
por eso de su
boca
ni una palabra salía
(lo hace más
inteligente),
solo no tenía
ganas,
cuantas veces,
las ganas
desaparecen,
y cuantas veces
llegan demasiado
tarde,
no era una roca,
vivía,
pero tampoco
tenía ya,
muchas ganas de
hacerlo.
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