Como ha de ser posible que la
cumbre del dolor
no sea física, la carne se
desvanece
en el abre y cierra de una
estrella moribunda.
Si recorres este tramo final
junto a mí,
podría decirte, pequeña noche,
que te extraño,
pero no he sido tocado por ese
tipo de sentimiento o sensación,
lo que siento es dolor, en otra
dimensión de este cuerpo,
de esta cabeza que dirige.
Atrás quedaron los días en que mi
cuerpo vencía furiosos ríos,
caídas en rocosas montañas,
atrás quedaron, porque me los has
robado,
solo me queda la ceniza de algo,
y la nada, soy tan ignorante que
no me queda nada.
Te rodeo para ver lo pálido de
tus ojos sin vida,
descubro,
que tienes dos espaldas para
darme,
el sabor amargo no se va,
todo es normal, normal,
estos Domingos de caída infinita,
vacíos que jamás serán llenados.
Escapar no es una opción,
dormir, quizá,
solo si marcas una cruz en mi
frente,
solo si incendias el lecho,
solo si el viento sopla,
solo si me lleva lejos de todo
esto,
...tan...normal.
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