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Incinera mis mañanas,
pon mi presente en una pira,
destruye todo lo que he sido,
que nada quede en la tierra.

Al filo de una obscura caída,
es mi deseo,
ser convertido en cenizas,
a un largo vuelo
del cual conozco su final.

Convierte todo en cenizas,
espárcelas por los mundos,
que el tiempo jamás pueda unirlas,
que nada pueda renacer de ellas.

No olvides,
borrar los rastros,
límpiame de cualquier recuerdo,
borra mis huellas de cualquier camino,
que no se sepa,
que he nacido.

Dejare un lugar,
un espacio,
llénalo sabiamente,
no quise sobrevivir a nadie,
solo irme en cuanto abras mi puerta.

Hoy, soy yo quien la abre,
y cierro antes,
la que a mi lado has abierto,
dejo mi lugar, para él.
Abro mi puerta,
y veo al fin,
un sentido para mi vida.

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  Como ha de ser posible que la cumbre del dolor no sea física, la carne se desvanece en el abre y cierra de una estrella moribunda.   Si recorres este tramo final junto a mí, podría decirte, pequeña noche, que te extraño, pero no he sido tocado por ese tipo de sentimiento o sensación, lo que siento es dolor, en otra dimensión de este cuerpo, de esta cabeza que dirige.   Atrás quedaron los días en que mi cuerpo vencía furiosos ríos, caídas en rocosas montañas, atrás quedaron, porque me los has robado, solo me queda la ceniza de algo, y la nada, soy tan ignorante que no me queda nada.   Te rodeo para ver lo pálido de tus ojos sin vida, descubro, que tienes dos espaldas para darme, el sabor amargo no se va, todo es normal, normal, estos Domingos de caída infinita, vacíos que jamás serán llenados.   Escapar no es una opción, dormir, quizá, solo si marcas una cruz en mi frente, solo si incendias el lecho, solo si el viento sopla,

Reloj

La velocidad del tiempo, ese tiempo, la velocidad de su “no” vida, su “no” muerte, su fugaz paso, tantos rostros, tantas manos, las palabras se amontonan, las hojas, en brillante blanco se visten, los ojos enrojecen, la debilidad lo asquea, lo precario de los cuerpos, lo aflige.   Sabe que esto, es la mejor y más cruel broma de todos los tiempos, desafiando a quien reirá al final, desencajada carcajada, mientras mira al cielo.   Ya no ríe, solo se mueve, no fue niño, pues no hay pasado, no fue viejo, pues destrozo su futuro. Y hoy está aquí, como la lluvia, va, viene, amado, odiado, ignorado, el tiempo lo borrara por completo él lo sabía, y, aún así, ríe. http://poesiasoscuras.blogspot.com/ E.I.