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Simplemente, no existe camino
que lleve mi cuerpo lejos,
lejos de ti,
el sol espía en la entrada de mi cueva,
mi sombra arde.

Mi alma escapa lejos,
mi sombra desaparece,
correr en bosques desnudos,
mantos de hojas muertas
descansando en seca tierra.

Interrumpo el descanso,
escapo,
mi alma, mi sombra,
la primera ha escapado en la noche,
la segunda se ha convertido en cenizas.
Con ellas, la esperanza, la fe,
se arrastran a mis pies,
moribundas.

Piso los cuerpos,
de lo que fueran verdes y vivos mantos,
todo me rodea,
todo aquí busca separarme de mi sueño.
Donde estas ahora?
Dónde estabas cuando me asesinaban,
cuando mi alma me abandonaba?

Extraño,
pero solo a mis ojos,
el día acaricia al resto,
solo veo cenizas
árboles secos
y estas aves muertas a mis pies.
Lejos, tú, tan lejos, yo tan cansado, demasiado.
Dejo que la muerte suba por mis pies,
he dejado de correr,
antes de tapar mis ojos,
no tan lejos,
mi alma ríe,
y una sombra la acompaña.

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