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Repentinas oleadas de recuerdos,
me arrastran a tiempos quizás,
más sencillos, solo quizás.
Allí donde aun
los pensamientos no florecían,
donde aun dormía
y despierto deambulaba
durante las horas de sol.

Inmediatamente,
cual reflejo,
una punzada en el estómago,
ojos cerrados y húmedos,
el dolor, y una gota deslizándose por mi rostro,
me devuelven a la realidad,
nauseabundo regreso,
enfermo,
y solo fueron segundos, quizá menos, quien sabe.

La enfermedad
luego de la embriaguez de los sueños,
es inevitable,
véndeme una mentira,
la comprare,
quedo desgarrado al absorber este paisaje,
corriendo busco esconderme,
las imágenes no se alejan.

Me han arrebatado algo,
algo que me hizo sonreír,
hoy, poco se de eso,
solo sé que me han robado,
y aquí espero,
en esta película que se repite
una y otra vez,
y la enfermedad,
siempre aquí.
La casa que me ha parido,
esta aquí,
la que me ha dañado,
esta aquí,
he vuelto, has ganado.

Me sentare en tu centro,
y quedare esperando allí,
afuera están los demonios,
duermen aquí, en el borde de mi puerta,
y golpean, y golpean,
las noches son torturas,
en algunas de ellas,
traspasan el umbral,
idiota yo, vencido por el sueño,
y el pequeño demonio alado,
sentado en mi pecho,
lo veo, me ve,
ríe, y desaparece.
Hora de despertar y caminar,
entre todo aquello de lo que desee escapar.

Comentarios

SommeiL dijo…
Tremenda :)

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Recuerdo fugaz de aquellas llamas que alguna vez me rescataron de un asolador invierno, cuando ya solo creía que la desolación y un frio vivir era todo lo que existía. Llamas que se han extinguido, olvide su lento proceso, el que yo había iniciado, mi mente vagaba por otros mundos, y mi cuerpo, casi sin vida, allí, entre brazos que iban escapándose sigilosamente. Encerrado, mis ojos no desean abrirse hoy, descansan en la obscuridad, tus brazos han escapado, el castigo es claro y el frio se cierne sobre mi otra vez. Una prisión, construida por mi egoísmo, una realidad que me aprisiona, un mundo en mi mente que me libera, abro un instante mis ojos, no ven nada más que espacios en blanco, que dañan, que muestran la irrefutable verdad, escucho a lo lejos una palabra, un puñal. Habitaciones vacías, sueños que se desvanecen en un interminable blanco, mientras me encuentro solo aquí, ya no hay fuego, me ahogo en un f
  Como ha de ser posible que la cumbre del dolor no sea física, la carne se desvanece en el abre y cierra de una estrella moribunda.   Si recorres este tramo final junto a mí, podría decirte, pequeña noche, que te extraño, pero no he sido tocado por ese tipo de sentimiento o sensación, lo que siento es dolor, en otra dimensión de este cuerpo, de esta cabeza que dirige.   Atrás quedaron los días en que mi cuerpo vencía furiosos ríos, caídas en rocosas montañas, atrás quedaron, porque me los has robado, solo me queda la ceniza de algo, y la nada, soy tan ignorante que no me queda nada.   Te rodeo para ver lo pálido de tus ojos sin vida, descubro, que tienes dos espaldas para darme, el sabor amargo no se va, todo es normal, normal, estos Domingos de caída infinita, vacíos que jamás serán llenados.   Escapar no es una opción, dormir, quizá, solo si marcas una cruz en mi frente, solo si incendias el lecho, solo si el viento sopla,

Reloj

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