Aun bajo la complicidad de la noche
buscamos, algún final,
no existimos aun,
atravesamos muros y cuerpos sin más.
Cobardes, nos dirán.
Pero nuestros cuerpos y mentes no están aquí,
solo somos pensamientos, fantasmas, no lo sé.
Imaginación de entes ajenos.
Nada somos,
veras lo que debas ver,
lobos cuidando cementerios,
las llamadas tierras santas.
Lloramos a una luna que se derrite,
una tierra que se quema
las huellas, aquellas, de forma ósea.
Debemos seguirlas.
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