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Tu odio mas puro

[…mariposas blancas, mariposas negras, puedes ver tu destino en diferentes colores, libérame de lo que hace que inundes tu rostro en lágrimas, libérame de todo aquello que te reduce a solo la risa y felicidad, libérame de mis virtudes, y de mis fallas, deshazte de mí, libérame de tu aura que consume…]

Todo se confunde, todo se extiende,

reincidir, inevitable se torna para mí,
vida, muerte, recuerdos, sueños,
divididos inútilmente
pues la verdad, todo es uno,
nuestra mente da vueltas y engaña.

Demoniacas piernas, tentadora carne, calor,
las beso, las acaricio,
elevándome hacia al cielo me siento,
vuelo sin fin.
¿Demonios menores en un cielo azul?

El gris ataca un nuevo día
el sueño se rehúsa al abandono
una tímida luz, y negras nubes
comienzan a decorar el antes azul cielo,
¿Qué escondes en aquellos colores?
Duermo con la dama,
que he de esperar.

Mi tiempo, te encierra,
mi tiempo despierta contigo del brazo,
es la mezcla del cielo, infierno y tu cuerpo,
que lucha por no pertenecer a ningún lado
y a todos.

Sonríes si mi herida sangra
sonríes si la noche no cicatriza
esta, mi herida, tu herida.
Arrojando migajas
tu mano celestial,
la misma mano que esconde el fuego.

Atraídos, embriagados por la belleza, por la mentira,
el cuerpo, los ojos, la espesa cabellera,
el aroma que arroja tu piel.
La belleza,
nos oculta el fuego en tu mano,
en llamas nos elevamos hasta el sol.

Aturdido, engañado
la dulce voz que acurrucaba el viento
ahora un horrible chillido,
la feroz tormenta comienza
sobre este cuerpo
esas, tus ganas de dañar,
destrozas mi madriguera,
abrazada al cielo y al infierno te veo,
robas mi alma,
devoras mi corazón,
bajo un sol cómplice,
manchado por tu maldita crueldad.

Tentaste a mi noche,
tentaste todo lo que tenía,
incinerado mi cuerpo
los perros ya roen mis huesos,
sin cielo, sin infierno, solo el limbo.

Y en la eternidad,
la maldita aborrecida repetición,
allí, esperándome,
tiene tu cara, y tu sonrisa de fuego,
tu cara, no puedo odiarla, no puedo tocarla,
pero sonríes,
te abrazas a mi noche,
y sonríes.

E.I.
poesiasoscuras.blogspot.com.ar

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  Como ha de ser posible que la cumbre del dolor no sea física, la carne se desvanece en el abre y cierra de una estrella moribunda.   Si recorres este tramo final junto a mí, podría decirte, pequeña noche, que te extraño, pero no he sido tocado por ese tipo de sentimiento o sensación, lo que siento es dolor, en otra dimensión de este cuerpo, de esta cabeza que dirige.   Atrás quedaron los días en que mi cuerpo vencía furiosos ríos, caídas en rocosas montañas, atrás quedaron, porque me los has robado, solo me queda la ceniza de algo, y la nada, soy tan ignorante que no me queda nada.   Te rodeo para ver lo pálido de tus ojos sin vida, descubro, que tienes dos espaldas para darme, el sabor amargo no se va, todo es normal, normal, estos Domingos de caída infinita, vacíos que jamás serán llenados.   Escapar no es una opción, dormir, quizá, solo si marcas una cruz en mi frente, solo si incendias el lecho, solo si el viento sopla,

Reloj

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