Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de marzo, 2015

Furia

Desastre, el cielo en llamas, cae sobre los cuerpos, nada detiene la furia desatada. Parece ya, que el infierno ascendió a los cielos y ha expulsado violentamente a los ángeles guardianes, y estos caen con furia a la tierra, ya que sus alas han sido desgarradas ferozmente por los demonios. Un infierno, despedazando al cielo sin piedad, cayendo sobre las cabezas de los hombres, nadie está excluido de la furia, todos, todos por igual, recibiendo esta enorme tormenta. Sin embargo, los animales, duermen, las aves, observan. El resto, recorre los escombros, caminan, sin darle mucha importancia a lo que sucede, el fuego no los toca. El fuego no los toca, pues, son puros. El fuego purifica, solo consumen a aquellos que saciaron su sed bebiendo de los ríos del infierno. Cuanto tiempo creyendo que el infierno se encuentra debajo de los pies, algunas veces, arriba. Pero en realidad, está aquí, frente a frente, lo ignoramos, y esa indiferencia ha costado caro. Sabíamos que t

Cuento Corto [Cap 1]

[Cap. 1] Tarde de lluvia intensa, son apenas las tres y la noche reniega a irse de aquí. Nunca había llegado a esta hora, nunca había ocupado este tiempo. La noche, mi amada noche. Te deseo durante todo el día, pero hoy me sentí abrumado al verte llegar tan temprano, detrás de esta molesta lluvia. Donde está tu luna, que no puedo verla? Eres realmente mi noche, o solo es el rastrero día, mintiendo, disfrazándose, de esas horas tan amadas, tan esperadas, cómplices. Bien, pues no importa demasiado, mis ojos lo ven igual, mi corazón también, y mi alma, bueno, es de noche cuando se pierde por allí. Que puedo decir, estos días son los más bellos, los más tranquilos, en ellos me muevo con suavidad, no es mi deseo espantarlos, los disfruto, afuera, o quizá detrás de un vidrio, con una taza de café en mi mano, y a medida que la noche se vuelve cómplice, quizás algún licor espirituoso, que me eleve, que me lleve de la mano al interior de la noche, al corazón, donde todo sucede.

Bosque

Retrocede el bosque cuando la bruma se disipa, bebe el rocío y se vuelve cada vez más y más verde, más y más fuerte. Las miradas engañadas se acercan y enamoran, ignorando lo obscuro y maldito de su interior. Engañados por ese verde, cada vez más verde, en los oídos canto de aves, y el silbido del viento acariciando los árboles. El sol lo baña, eleva sus colores, y esa luz jamás llega a su interior, el corazón del bosque se mantiene obscuro, frio, mortal. Caminas hacia él, embriagado por la belleza, te sumerges, te diriges hacia sus fauces, las bestias en su interior se relamen. Sales de tu letargo cuando el frio abraza tu cuerpo, cuando las ardientes fauces arrancan tu carne. La belleza, los sonidos, los cantos, todo se desvanece, solo ojos rojos, veloces, un húmedo suelo pintado por tu roja sangre, y mientras caes, puedes ver, como un tímido rayo de luz ilumina la realidad,

Alas

¿Hacia dónde vas, cada vez, que cierras tus ojos? ¿Dónde te encuentras cuando sueñas? Cuando tu cuerpo cae vacío. El otro lado de la noche, te arrastra con sus divinidades, lo tiene todo, y yo, solo tierra en mis manos. Destinado a una decadencia lenta, no puedo engañarte, ni llevarte en mis sueños, las voces se secan, se marchitan. ¿Quién se ha bebido el rio, que nos mojaba? El suelo se quiebra, como aquellos recuerdos, tan borrosos, tan ajados. Que fue del momento en donde nada nos mantenía en esta tierra donde lo infinito eran nuestros pensamientos nuestros cuerpos. El momento en donde no existía el dolor, donde no había golpes contra este suelo, tan extraño, tan extraño, como estas almas vagabundas que todo lo están asolando. Ahora ve, piérdete en juegos de palabras, imágenes irreales, que yo he perdido mi voz, los sentidos, pues el golpe asestado, fue de muerte. Aquellas alas, arranca

Maldita

Sera que Cerbero lame tu mano será que tu guía es Caronte, si tu maldad no tiene límites, así como este   cielo se impone inmenso, es deber creer que en los ríos del infierno te bañas que entre los expulsados te arrastras, y reinas. Si las Arpías te llevan en tus sueños, depositando tu cuerpo delicadamente en las pesadillas de los que acosas, será que has de estar cumpliendo muy bien esto que yo llamaría, tu trabajo. Mueres una y otra vez, naces, naces, naces, siempre igual, infinito, siempre maldita. Tu muerte es solo un abrir y cerrar de ojos, tu pesadilla seria jamás despertar, y permanecer allí, con vida por siempre. E.I. http://poesiasoscuras.blogspot.com.ar/