Aprendiendo
Aprendiendo
Y yo, yo, culpable,
odioso yo,
día tras día, el olvido
es mío,
cada día, sincronizado,
el ábaco infernal corriendo sus cuentas,
el olvido, es mío,
y siempre, siempre,
mi maldito ser, yo,
olvidando tu caramelo,
un algo dulce,
para que el amargo sabor
de andar por aquí,
sea atenuado por algún tiempo.
Alegre, sin embargo, andabas,
alegre, también, dormías,
y en el medio de eso,
alegre, siempre alegre,
estoy seguro que con esa alegría
has trotado hacia el sol.
Rompiste los cristales de mis ojos,
y estos se llenan de agua salada,
y entre la transpiración,
siento que dentro mío todo está apagado,
muerto, y aún peor.
No me sirve decir adiós,
no me sirve cubrirte por el frio,
no me sirve,
pues se, que no veré verdadera alegría
nunca más.
Una noche iluminada
ojalá sea tu guía,
tu camino será impoluto sendero,
seguramente lo es,
y se que alegre correrás por él.
Tu blanca carita,
húmedo tu pelaje,
porque no saltas los charcos,
el agua te gusta
te divierte.
Lamento no haber tenido un poco más de tiempo
maldito y maldito y maldito tiempo
para poder sentir
a través de mi mano,
la suavidad.
Eras como un puño cerrado cuando te vi,
ahora,
eres más, aunque te encoges,
eres más, y creo, espero que así lo sea,
seas más alegre aún.
http://poesiasoscuras.blogspot.com.ar/
Comentarios