Rememora la caída del ángel,
descubre la maldición del manzano,
busca en tu mente por la divinidad de la partida,
recuerda que olvidaras tu pasado.

Descubres, ocultos, en aquel pasadizo
tus pensamientos más negros,
aquellos que sabias, engendraste desde temprana edad.
Devoran sus cadenas y alimentan tu cuerpo.

La necesidad, satisfecha,
entre locura, encuentras tranquilidad.
Muerte,
caos, la caída del ángel.

Desgarras el pasado,
ignoras el futuro,
denigras el presente,
hieres tu cuerpo.

Lo real,
los sueños,
ven aquí.
He logrado mezclarlos.

Veo aquel viejo ángel, quien cuidara mis pasos alguna vez,
destrozado por obscuros arbustos,
regreso a mis pasos, sin nadie que preserve este presente.
Regreso a ningún lado. He abandonado a mi ángel.

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