Fantasma que habita la vieja morada,
el mismo que en cajones, de tierra repletos,
se adueña de los instrumentos que plasman dolor en un papel.

Papel amarillo, ensagrentado en sus bordes,
anima que plasma su vagar en aquel.
Dejando el pesar y el conocimiento ese lugar que habita.

Vive en su pasado, no recuerda que ha muerto,
limbo, su lugar,
roba sus hojas de aquel viejo escritorio.

La luz del sol, teme aventurarse en aquella habitacion,
solo el polvo, el encargado de sepultarlo todo, posee la valentia.
Hojas amarillentas, acumuladas, alborotadas por brisas fantasmales.

Hogar abandonado, tiempo atras, lejano,
habitante indeseado, temido,
solo vive, solo escribe.

Aquello que fuere inconcluso en vida,
sera, luego de la partida y el abandono,
fianlemente concluido.

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