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Vientre materno,
infierno del nonato,
que nunca quisiera recuperar,
que nunca jamás quisiera volver.

Acabamos en el agua sucia por nuestros excrementos,
el ahogo es evitado por manos ajenas.
Son aquellas que nos darán cobijo y dolor?
No aun, no sabe el niño sin mente.

Cayendo en el tiempo,
levantándose solo para enfurecerlo y así,
ser golpeado hasta el hartazgo,
aun no te temo tiempo, aun mi mente idiota me torna inmortal.

Recupere los días niño,
ya recuerda tu mente que algo has dejado,
eres molestia para tus progenitores,
molestia para este entorno en el que has de estar.

Insultos y discusiones,
oh sí, es parte de ser,
y has de sobrellevar los hechos por el resto
que tu ser permanezca aquí.

Prisión, libertad,
prohibiciones, engaños,
cada vez, mas.
Y aun repica en tu cabeza, la noche anterior.

Aun ves filosos dientes y poderosas manos,
que más tarde, la espalda darás.
Los golpes que tú has dado, eran engaño,
solo se dejaron golpear, para absolverse después.

Y tú creías que fuiste malvado,
eso fue lo que te hicieron saber,
y en tu soledad te has castigado,
por haber dejado caer a aquellos que creías, te habían amado.

Y te odiaste, y te sientes un insecto,
así, cada vez que sus rostros se aparecen.
Y miras hacia uno de tus lados,
o empujas el mirar hacia el suelo.

Pero, has visto,
y luego juntando las piezas,
y escuchando, y has vuelto a mirar.
Y tu mente se ha abierto. Y has pensado.

Existía un plan perfecto,
mas tu no estabas en el,
eres el indeseado problema,
el que no se ha previsto y deshace todo lo demás.

Eres manejado como tal,
la imagen del espejo te ama,
pero la que viene detrás, consigo,
oculta un cuchillo.

Cuchillo de palabras,
de acciones, de mentiras y matanzas mentales.
Estas pagando ese tiempo,
aquel tiempo en que no sabía tu mente que existías.

Pagando,
y así hasta el final de tus días,
si el tuyo, quien más?
Aquel lugar no pertenecía a tu vida.

Y allí apareciste,
fuiste arrancado,
ahora pagas, palabra tras palabra.
Deja que los días pasen, de a poco te irán nublando.

En tu mientras tanto,
solo queda el saber dejar de lado las mentiras,
no verse jamás en un espejo.
Y desarmar al que ataca, cada vez que el reflejo te despierte.

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