Que el fuego no se apague, no sin haber abrazado a un frio corazón. No escapes si las fieras se desprenden de sus cadenas, pues no podrás volver, entre miedo y lágrimas, olvidaras marcar tu camino de regreso.
Perdida en bosques de lagrimas, donde los animales son extraños, allí donde el verde es reemplazado por negros, grises y rojos. Rocío de sangre, viejos arboles con huellas en sus troncos, huellas que fueron desesperados alaridos de ayuda.
Si, fueron aquellos que perdieron su camino. Entonces, no escapes, no corras.
Enfrenta a las fieras, y quédate.

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