Despierta dentro de un sueño,
el miedo erizaba su piel,
temores infundados,
solo el hecho de lo desconocido,
la irreconocible alegría de vivir,
eso,
con lo que siempre has soñado.

Sin látigos, sin castigos.
libremente poder acariciar aquellos salvajes ojos,
sin perjuicios, sin pecados,
solo moverse por el lugar.
Sin religiones presionando la existencia
sin dioses que nos castiguen.

Es un sueño,
pero en el has nacido,
es realidad ahora,
y puedes aquí,
rozar su piel,
cortar tus venas y beber tu sangre,
cada vez que la inmensa sed venga.

Allí,
se encuentran tus deseos jamás alcanzados,
ahora al alcance de tu mano,
nadie ordena,
nadie asesina,
utopía,
el temor cede paso al regocijo,
te deshaces de tu cuerpo.
Quédate.
No vuelvas, no vuelvas.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Tus patas otra vez