En el filo de la penumbra,

sostenido por tu mano,
siempre a punto de caer,
la vista,  que más puede,
puede abrazar la luz,
en el fin de esta penumbra que consume,
que hiela,
que  vive.

Es tu mano la que me adentra cada vez más,
pero es a ti a quien veo del otro lado,
y cada vez más lejos,
y así,
cada vez más inmerso en la obscuridad me encuentro.

Un fantasma,
el de los recuerdos,
el de los deseos,
aquellos que nunca sucedieron,
la angustia que crece en el cuerpo,
por la cercanía de esa noche eterna,
por el conocimiento,
que asegura firmemente,
“…jamás veras cumplidos tus deseos.”

El secreto se hace carne en mí,
en la terrenal cueva
llámese hogar,
ha quedado oculto,
bajo una piedra,
al aire libre tal vez,
aquel secreto escrito en lágrimas y sangre,
cuando lo encuentres será tarde ya.
Me veo reflejado en la penumbra,
significa mi reflejo, que he desaparecido de tu luz.

Comentarios

Lusitania dijo…
Precioso.

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