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Tiempo (XII)



Relojes

en demoniaca sintonía
con la decadencia de tu cuerpo,
tiempo que destruye
aquellos momentos que guardas,
que guardabas.
Tu memoria,
solo recuerda la última bocanada
de ese esquivo aire.

Las caídas duelen más,
ya tu inmortalidad,
paradójicamente,
ha muerto,
a merced del viento y las arenas del tiempo
te encuentras,
frágil, desnudo, un reflejo de lo que solías ser,
viviendo en una casa atestada de fantasmas,
asoma tu cuerpo,
ya no brillas,
ya no ríes.

En tus ojos
veo que has estado derramando dolor,
los viejos olores de las maderas,
cuanto tiempo hace que no los saboreas?
cuando has perdido el apetito, cuando la sed?
cuando el calor de otro cuerpo dejo de importar?

Tan temprano?
Llevas menos tiempo en este paramo
que cuando te perdiste en la obscuridad de tu viaje.
Es acaso un par de décadas?
Aun el tiempo no ha azotado tu cara,
pero te ha raptado en su vuelo fugaz.
Te ha envenenado con las mentiras de sus cómplices,
que aquí ves en espejos y efímeros vapores.

Arrancado tan temprano,
pero así lo pedias,
así lo soñabas,
mientras tus entrañas escapan por tu boca
por el miedo, el terror, a esta ida tan precipitada,
tratas de volver a tu ignorancia,
hay verdades que quizás no deberías haber oído,
es hora de pagar el precio.

Todo aquello que te llevas,
jamás nadie lo sabrá,
eso que guardabas,
creyendo que era amor,
morirá contigo, y aquella figura,
de seguro, te olvidara,
no vivirás en sus pensamientos,
no vivirás en los pensamientos de nadie.
Solo caminaste, solo volverás.

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