Cobarde,
escondiéndome tras
tus ojos,
y gritando que confíes en mí
en mi valentía,
en mi
pensamiento.
Miento,
soy preso de
este momento,
que ha
despertado de su letargo,
sangre o agua,
diferentes
mundos,
la decisión se
torna malvada.
Escondido,
tus ojos
esconden mi mirada
al mundo,
al tiempo,
aun así, el
maldito tiempo,
corre en búsqueda
alocada
y los parpados
pesan,
el corazón se
agita,
el alma
desgarra la carne.
Es momento de
susurrar a tu oído.
O el momento
me ha consumido?
Tienes odio
para amarme?
Lagrimas para reír?
Dame tu puñal
en mi carne,
que el rio de
sangre corra,
corra y me
lleve.
Es que me he
desvanecido
tanto tiempo?
Maldito tiempo.
Acaricio esos
ojos,
arden mis
manos
arde mi ser,
me ahogo en la
sangre,
me ahogo en el
tiempo que he perdido,
escapa mi alma
me desintegro
a tus pies,
un cobarde,
por coser mi
labios,
cobarde.
Solo negras
cenizas quedan de mí
y algo,
algo que escondí,
me llevo nada,
fui nada,
al final, solo
esto somos,
ni siquiera
recuerdos,
quizá,
solo nuestros
pecados
y nada más.
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