Fantasmas(IV)

Fantasma que habita la vieja morada,

el mismo que en cajones,
de tierra repletos,
tierra, recuerdos, demonios,
guardián de los instrumentos
que plasman dolor en un papel.

[Divagación y pérdida de la realidad]

El recorrido es tan simple,
la nada y más profundo aun,
más lejano y grande que esa nada que devora nuestros sentidos,
desde ese no lugar,
sin conocer al intermediario,
sin saborear el camino,
de repente…luz,
envuelto en sangre,
ahogado por lágrimas,
calmado por golpes.

Luz,
conocimiento forzado,
impuntual conocimiento,
respirar, creer, caer,
el seno de la madre tierra
nos espera desde el momento
de nuestra gran y absoluta nada.

[Y vuelve a la realidad de la que fue arrancado.]

Papel amarillo,
ensangrentado en sus bordes,
anima que dibuja su eterno vagar en él.
Dejando el pesar y el conocimiento
en ese lugar que habita,
que encierra.

Vive en su pasado,
no recuerda que ha muerto,
limbo, su lugar,
roba hojas de aquel viejo escritorio.

La luz del sol,
teme aventurarse en aquella habitación,
solo el polvo,
encargado de sepultarlo todo,
posee la valentía para hacerlo.
Hojas otoñales acumuladas,
alborotadas por fantasmales brisas.

Hogar abandonado,
hace no tanto tiempo atrás,
lejano,
habitante indeseado,
temido,
solo vive, solo escribe,
(espera, añora).

Aquello que fuere inconcluso en vida,
será, luego de la partida y el abandono,
finalmente concluido,
finalmente escrito,
finalmente firmado
y cerrado.


E.I.

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