Ir al contenido principal

Aun

Dame tu voz,

dámela hoy solo para mí,
dame ese pensamiento
ese que tienes para mí,
se, ya lo sé,
para ti,
soy menos que el estiércol bajo tus pies,
menos que una luz en la más cerrada
de las obscuridades,
si algo existe para ti
que represente la eterna e infinita nada,
menos de eso he de ser.

Bajo los huesos de nuestros muertos,
más allá del fuego,
y mucho más allá,
puedo encontrarme,
me atraviesas con tu mirada,
cual fantasma
como el mismisimo aire.

Quizá tus golpes,
en mi ser eran caricias,
esos ojos que penetran,
destrozaban mi alma,
no había secretos para ti,
nada fue reciproco,
pues mi ojos no penetraban tu piel.

Aun cayendo,
de espaldas te encuentras
y tus brazos cruzados,
aun consumiéndome por un último roce,
arrancas tus brazos
y al infinito alimentas,
aun buscando esa mirada,
aun si fuera la mirada del último adiós,
tiras tus ojos a los animales famélicos.

Más despreciable que cualquier otro,
ese he de ser yo, para ti,
siempre y mas allá,
arrojado al lado del camino,
veo varios restos,
no ser el único, no me reconforta,
no tienes alma,
no tienes otra cosa
que una gran roca en lugar de un corazón.

E.I.

Comentarios

Unknown dijo…
Muy bonito y desgarrador. Un placer haber encontrado tu blog.

Entradas más populares de este blog

Recuerdo fugaz de aquellas llamas que alguna vez me rescataron de un asolador invierno, cuando ya solo creía que la desolación y un frio vivir era todo lo que existía. Llamas que se han extinguido, olvide su lento proceso, el que yo había iniciado, mi mente vagaba por otros mundos, y mi cuerpo, casi sin vida, allí, entre brazos que iban escapándose sigilosamente. Encerrado, mis ojos no desean abrirse hoy, descansan en la obscuridad, tus brazos han escapado, el castigo es claro y el frio se cierne sobre mi otra vez. Una prisión, construida por mi egoísmo, una realidad que me aprisiona, un mundo en mi mente que me libera, abro un instante mis ojos, no ven nada más que espacios en blanco, que dañan, que muestran la irrefutable verdad, escucho a lo lejos una palabra, un puñal. Habitaciones vacías, sueños que se desvanecen en un interminable blanco, mientras me encuentro solo aquí, ya no hay fuego, me ahogo en un f
  Como ha de ser posible que la cumbre del dolor no sea física, la carne se desvanece en el abre y cierra de una estrella moribunda.   Si recorres este tramo final junto a mí, podría decirte, pequeña noche, que te extraño, pero no he sido tocado por ese tipo de sentimiento o sensación, lo que siento es dolor, en otra dimensión de este cuerpo, de esta cabeza que dirige.   Atrás quedaron los días en que mi cuerpo vencía furiosos ríos, caídas en rocosas montañas, atrás quedaron, porque me los has robado, solo me queda la ceniza de algo, y la nada, soy tan ignorante que no me queda nada.   Te rodeo para ver lo pálido de tus ojos sin vida, descubro, que tienes dos espaldas para darme, el sabor amargo no se va, todo es normal, normal, estos Domingos de caída infinita, vacíos que jamás serán llenados.   Escapar no es una opción, dormir, quizá, solo si marcas una cruz en mi frente, solo si incendias el lecho, solo si el viento sopla,