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Nada que decir, inútilmente me hablas.
Si quisiera escucharte, vestiría mis oídos.
No recuerdo tu nombre,
menos tu voz,
desaparece de mi vista.

No he vivido desde mi nacimiento,
no recuerdo un momento de felicidad,
no recuerdo nada del día en que fui arrastrado aquí.
No recuerdo, y está bien.

De la nada a esta parte,
no puedo conseguir una sonrisa para ti,
quizá, no merezca esto, pero se me ha dado.
No hubo deseo, no, no podía hacerlo, no era más que una idea.

Cuanto odio,
el alba asoma y me lacera con su luz,
déjame en la noche,
déjame con el paisaje de mis parpados cerrados.


Rodeado de lamentables vidas,
buscando la felicidad en el dolor de los demás,
consumiendo todo lo que se les ofrece,
inútiles vidas, entiendan por una vez.

Cansado de ser el que  despierta,
cansado de no entender esta inútil espera,
me ocultare tras mis sombra,
y allí mi quedare.

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