Razones



Culmina la inmensidad de tu destino,

la inmortalidad,
dura poco tiempo,
ciego,
sin embargo los ojos se dibujan
endemoniadamente abiertos.

Golpes en la puerta trasera,
corriendo,
sin que importe,
hacia ella te diriges,
afuera,
la tormenta espera,
y con ella,
animales que babean la tierra
cuando olfatean tu carne.

“Soy tu odio,
tu malicia,
tu desprecio”,
es el viento
recitando,
colándose en tus oídos
y dibujando esas palabras.

Es tu miedo,
el que mueve los cimientos
de tu existencia,
donde está tu desprecio ahora?
La inmortalidad es para los muertos,
y solo algunos,
el resto,
solo huesos, polvo,
y quizá, quizá,
rocas con su nombre.

Por siempre vivir en recuerdos,
gritas,
no para ti,
no para ti.
El último golpe,
el de una puerta cerrándose.

El dolor que te recordaba estar vivo,
es el mismo que te lleva
y te entrega a los animales.
No más recuerdos.
La tormenta lavara los restos.

E.I
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